Toledo/Alcázar de San Juan
¡Vamos, todos arriba!, aún no hemos llegado a La Mancha y, que para el no lo supiera, etimológicamente significa “la seca”.
Podéis decidir desayunar tranquilamente en el hotel o bien iniciar ya el viaje. Nos dirigimos a la salida de Los Cigarrales y justo damos con la N-401 (enfrente podéis ver el Parador), giramos a la derecha –dirección Cobisa- y dirigiéndonos hasta Orgaz donde efectuaremos la primera parada recomendada. En este punto del viaje queremos deciros que la visión del mismo es bastante personal y no se rige ni pretendemos que sea el circuito idóneo. Un poco antes de la llegada a Orgaz pasamos por La Capital del Mazapán”, Sonseca, si queréis ya sabéis. Llegamos a Orgaz, una monumental villa histórica enclavada en la llanura norte de la Sierra de Los Yébenes. El interesante casco urbano esta declarado Conjunto Histórico Artístico y esta presidido por la iglesia parroquial y las almenas del castillo.
Paseando por el pueblo descubrimos lugares y rincones llenos de encanto, como el Arco de Belén y el de San José, restos de lo que fue la muralla. También el Puente de los cinco ojos, la Casa del Vínculo y como no, el Castillo.
Continuamos viaje en dirección Mora de Toledo, donde según dicen los del lugar media plaza del pueblo es Castilla y media Mancha. El Ayuntamiento en la misma plaza, conocida por “la glorieta” es uno de los edificios más llamativos del pueblo, muy recomendable es hacer acopio de aceite de oliva, es extraordinario. Tomamos la carretera con dirección Tembleque, típico pueblo manchego, que creció alrededor de dos plazas, la de la Orden y la Mayor. Ambas unidas por un pasadizo y en su entorno nos encontraremos los edificios más significativos y las casa señoriales.
En la plaza Mayor, sin duda pintoresca y que sigue los esquemas de la arquitectura de los corrales de comedias y las hospederías, puede tomar un tentempié y seguir camino.
Salimos de Tembleque para dirigirnos a El Toboso. De camino pasaremos por Villacañas, La Villa de Don Fadríque, donde se pueden admirar entre otros la Casa de la Tercia, empezada a construir en 1506, la Casa de Las Llaves, típica construcción manchega con patio de columnas y corredores altos, además de la Casa de los Laras, del Marqués, etc.
La Puebla de Almoradiel, un lugar de La Mancha salpicado de ermitas y que nos hablan de sus costumbres populares. Entre ellas la Ermita de N.S. del Egido, la Palomara o la Iglesia Parroquial.
Y llegamos a El Toboso, que como casi todo el mundo sabe, debe buena parte de su fama a la obra cervantina, ubicando en ella la patria de la Dulce Dulcinea. Pero además El Toboso alberga entre sus calles y plazas monumentos de interés histórico artístico, además de rincones llenos de encanto típicos de las pequeñas villas manchegas. En este lugar, os recomendamos pasear sin prisas porque aún no siendo muy grande, los diferentes rincones llamaran poderosamente la atención. Varios son los monumentos que podéis ver: la iglesia Parroquial, los conventos de las Trinitarias y Clarisas. Las casas típicas manchegas y los muros blancos o de piedra, hacen que El Toboso sea una villa llena de rincones con un encanto y sabor auténticamente manchego. Y como será la hora del aperitivo, aprovechar para picotear algo en el restaurante situado junto a la Casa de Dulcinea.
Y partimos hacia uno de los lugares emblemáticos de La Mancha y de la obra de Miguel de Cervantes, donde transcurrió la aventura más popular y conocida de El Quijote: Campo de Criptana, con sus molinos de viento, mil veces vistos a través de películas o documentales y que ahora podéis disfrutar “en vivo”, o el Albaicín Triptano formado por calles estrechas y pronunciadas pendientes, con construcciones de casas típicas manchegas de una sola planta, encaladas de blanco y zócalo de color añíl.
Los Molinos de Viento de Campo de Criptana están declarados Bien de interés Cultural, los Molinos Infanto, Sardinero y Burleta están declarados a su vez Monumentos de Interés Histórico y Artístico.
Y si no lo habéis hecho ya, Campo de Criptana puede ser un buen lugar para tomar el Almuerzo y reposar después de una mañana “movida”. Son varios los restaurantes que podéis encontrar, en mi caso me decidí por el Restaurante Bahía de María, en el centro de la localidad y a unos 100 metros de la Plaza Mayor. El arroz cremoso de perdiz con foie y la paletilla de cordero lechal, para mi gusto muy buenos platos. Pero en esto del yantar, “cá uno es cá uno”.
Después de una buena sobremesa y como colofón a este día tan intenso emprendemos camino hacia Alcázar de San Juan, donde tendremos dispuesto el lugar de descanso y que os proponemos sea el Hotel HUSA Convento de Santa Clara, un pequeño hotel de 3* y de 31 habitaciones dispuestas alrededor de un patio interior y bien situado dentro de la población.
Ya por la tarde podemos salir a pasear por la ciudad, impregnada por la presencia cervantina, estatuas dedicadas a sus personajes, viejas construcciones y casonas. No dejar de ver el Torreón del Gran Prior del siglo XIII.
¡Vamos, todos arriba!, aún no hemos llegado a La Mancha y, que para el no lo supiera, etimológicamente significa “la seca”.
Podéis decidir desayunar tranquilamente en el hotel o bien iniciar ya el viaje. Nos dirigimos a la salida de Los Cigarrales y justo damos con la N-401 (enfrente podéis ver el Parador), giramos a la derecha –dirección Cobisa- y dirigiéndonos hasta Orgaz donde efectuaremos la primera parada recomendada. En este punto del viaje queremos deciros que la visión del mismo es bastante personal y no se rige ni pretendemos que sea el circuito idóneo. Un poco antes de la llegada a Orgaz pasamos por La Capital del Mazapán”, Sonseca, si queréis ya sabéis. Llegamos a Orgaz, una monumental villa histórica enclavada en la llanura norte de la Sierra de Los Yébenes. El interesante casco urbano esta declarado Conjunto Histórico Artístico y esta presidido por la iglesia parroquial y las almenas del castillo.
Paseando por el pueblo descubrimos lugares y rincones llenos de encanto, como el Arco de Belén y el de San José, restos de lo que fue la muralla. También el Puente de los cinco ojos, la Casa del Vínculo y como no, el Castillo.
Continuamos viaje en dirección Mora de Toledo, donde según dicen los del lugar media plaza del pueblo es Castilla y media Mancha. El Ayuntamiento en la misma plaza, conocida por “la glorieta” es uno de los edificios más llamativos del pueblo, muy recomendable es hacer acopio de aceite de oliva, es extraordinario. Tomamos la carretera con dirección Tembleque, típico pueblo manchego, que creció alrededor de dos plazas, la de la Orden y la Mayor. Ambas unidas por un pasadizo y en su entorno nos encontraremos los edificios más significativos y las casa señoriales.
En la plaza Mayor, sin duda pintoresca y que sigue los esquemas de la arquitectura de los corrales de comedias y las hospederías, puede tomar un tentempié y seguir camino.
Salimos de Tembleque para dirigirnos a El Toboso. De camino pasaremos por Villacañas, La Villa de Don Fadríque, donde se pueden admirar entre otros la Casa de la Tercia, empezada a construir en 1506, la Casa de Las Llaves, típica construcción manchega con patio de columnas y corredores altos, además de la Casa de los Laras, del Marqués, etc.
La Puebla de Almoradiel, un lugar de La Mancha salpicado de ermitas y que nos hablan de sus costumbres populares. Entre ellas la Ermita de N.S. del Egido, la Palomara o la Iglesia Parroquial.
Y llegamos a El Toboso, que como casi todo el mundo sabe, debe buena parte de su fama a la obra cervantina, ubicando en ella la patria de la Dulce Dulcinea. Pero además El Toboso alberga entre sus calles y plazas monumentos de interés histórico artístico, además de rincones llenos de encanto típicos de las pequeñas villas manchegas. En este lugar, os recomendamos pasear sin prisas porque aún no siendo muy grande, los diferentes rincones llamaran poderosamente la atención. Varios son los monumentos que podéis ver: la iglesia Parroquial, los conventos de las Trinitarias y Clarisas. Las casas típicas manchegas y los muros blancos o de piedra, hacen que El Toboso sea una villa llena de rincones con un encanto y sabor auténticamente manchego. Y como será la hora del aperitivo, aprovechar para picotear algo en el restaurante situado junto a la Casa de Dulcinea.
Y partimos hacia uno de los lugares emblemáticos de La Mancha y de la obra de Miguel de Cervantes, donde transcurrió la aventura más popular y conocida de El Quijote: Campo de Criptana, con sus molinos de viento, mil veces vistos a través de películas o documentales y que ahora podéis disfrutar “en vivo”, o el Albaicín Triptano formado por calles estrechas y pronunciadas pendientes, con construcciones de casas típicas manchegas de una sola planta, encaladas de blanco y zócalo de color añíl.
Los Molinos de Viento de Campo de Criptana están declarados Bien de interés Cultural, los Molinos Infanto, Sardinero y Burleta están declarados a su vez Monumentos de Interés Histórico y Artístico.
Y si no lo habéis hecho ya, Campo de Criptana puede ser un buen lugar para tomar el Almuerzo y reposar después de una mañana “movida”. Son varios los restaurantes que podéis encontrar, en mi caso me decidí por el Restaurante Bahía de María, en el centro de la localidad y a unos 100 metros de la Plaza Mayor. El arroz cremoso de perdiz con foie y la paletilla de cordero lechal, para mi gusto muy buenos platos. Pero en esto del yantar, “cá uno es cá uno”.
Después de una buena sobremesa y como colofón a este día tan intenso emprendemos camino hacia Alcázar de San Juan, donde tendremos dispuesto el lugar de descanso y que os proponemos sea el Hotel HUSA Convento de Santa Clara, un pequeño hotel de 3* y de 31 habitaciones dispuestas alrededor de un patio interior y bien situado dentro de la población.
Ya por la tarde podemos salir a pasear por la ciudad, impregnada por la presencia cervantina, estatuas dedicadas a sus personajes, viejas construcciones y casonas. No dejar de ver el Torreón del Gran Prior del siglo XIII.
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